En estos tiempos, adaptarse a la nueva realidad se ha vuelto esencial para enseñar, los profesores han tenido que disponer de herramientas digitales a sus alumnos para mantener el aprendizaje en casa. Sin importar las condiciones adversas, la educación no se detiene.

Este es el caso de Roger Cadima, profesor y encargado de la escuela unidocente “Sotoca”, ubicada en la precordillera, a unas dos horas del pueblo Huara, en la región de Tarapacá. El docente tiene a su cargo a los tres hermanos y alumnos del establecimiento. Producto de la suspensión de clases presenciales, tuvo que idear una forma de seguir enseñando a sus estudiantes.

Roger, logró gestionar y entregar a la familia el acceso a internet y plataformas virtuales de forma gratuita, favoreciendo la posibilidad de seguir aprendiendo en medio de la pandemia.

Conversamos con el profesor, quien nos relató la realidad que viven sus estudiantes y cómo se dispuso de los recursos de la escuela para lograr enseñar online. “Esto surge con la intención de darle la posibilidad a los niños que siguieran aprendiendo(…) en la escuela que estoy trabajando, llegué este año. Tenemos tres estudiantes que son hermanos y migrantes bolivianos. Era una realidad totalmente distinta para mí”.

Estudiantes recibiendo sus canastas JUNAEB

Cuando se informó la suspensión de clases presenciales a lo largo del país, Roger comenzó a pensar cómo seguir enseñando, buscando todas las posibilidades en internet y qué plataformas habían a disposición.

El gran problema que surgió fue que la familia no contaba con acceso a internet ni tenía computadores para que los niños pudieran realizar las clases online. “Le solicité a jefe Daem de nuestra comuna, Aníbal Cofré, una autorización para poder prestar los equipamientos de la escuela a la familia. Se me solicitó que presentara un pequeño proyecto, donde detallara cómo iban a hacer los seguimientos, los horarios de trabajo… y todo ese proceso”.

Una vez que se aceptó la propuesta, el profesor comenzó con la implementación del aula virtual. “Cuando volvimos de las vacaciones a finales de abril, fui a la escuela y retiré los computadores. Hice un acta detallando los compromisos y se lo entregamos a los apoderados. Les entregué 2 computadores y un módem de banda ancha.

Ya con las herramientas disponibles, comenzaba la segunda parte de la implementación de esta gestión, que traía consigo una nueva dificultad. “Los padres y los niños no manejaban muy bien los computadores, el proceso de adaptación al sistema duró tres semanas. Antes de entregarle el computador, agregué un acceso directo de todas las plataformas que íbamos a utilizar. Entonces le dejé esas pestañas, así accedían fácilmente.”

Así se inició una primera semana destinada a practicar y conocer el aula virtual y todas las plataformas que utilizarían, “la primera semana costó bastante. Estuvimos toda la semana en contacto con el apoderado por vía WhatsApp o por llamada telefónica.”

Con el pasar de las semanas, los alumnos comenzaron a familiarizarse con las herramientas digitales, logrado realizar sus trabajos de manera independiente.

La realidad que viven estos estudiantes parece única, pero se repite en varias zonas rurales del país, no tienen electricidad de día. Para ellos, la única manera de aprender es de noche, cuando se enciende el generador y sus alrededores se iluminan. Los alumnos y Roger han tenido que adaptarse a estos horarios y en ocasiones trabajar hasta las 21:00 h.

“Ellos no trabajan de día porque no hay electricidad. En un comienzo pensamos que iban a poder trabajar en la mañana, ya que podían cargar los notebooks durante la noche y los ocupaban en el día. Pero no resultó, porque los computadores se descargaban muy rápido y quedaban con los trabajos inconclusos.”

Sin importar el contexto, los padres y niños se han preocupado de cumplir, “nosotros tenemos unos horarios armados y ellos cumplen, los papás son súper ordenados, hemos recibido bastante ayuda de ellos.”

“Estoy muy orgulloso y resalto mucho la disponibilidad que tiene la familia de trabajar, si no fuese por eso, por mucho que tenga la motivación de enseñar, no se podría si la familia no permitiese esta continuidad. Trabajamos todos los días, de lunes a viernes en las noches. Me motiva harto eso, su disposición. Los niños tienen ese interés y ganas de seguir aprendiendo.”

En este afán de seguir mejorando el proceso de aprendizaje de los niños, el profesor realizó una encuesta a los estudiantes y apoderados para evaluar las herramientas que estaban utilizando. “Dieron varios resultados, una de las herramientas mejores evaluadas fueron plataformas como la de «Matific», que son muy entretenidas. Otra cosa que les gustaba mucho, eran las clases online que tenemos, que son videollamadas para hacer retroalimentaciones.”

Roger también les pidió realizar una encuesta de evaluación al profesor, quienes destacaron y valoraron que estuvieran siempre en contacto con ellos. “Siempre les estoy preguntando a los apoderados si creen que estamos trabajando bien, si hay algo que mejorar.”

Otro gran logro que cuenta el docente, es la evolución positiva que han tenido los niños y padres con el uso de la tecnología y herramientas online que han utilizado.

Para Roger, esto se trata de entregar los recursos que están a su disposición para fomentar la enseñanza, buscando la experiencia y las herramientas que ayudan, según el contexto y disponibilidad de recursos.

«Desde que comenzamos hemos ido adaptando ciertas cosas, porque todo esto es nuevo, a veces comenzábamos con varias asignaturas, pero era una sobrecarga de trabajo para los niños, entonces hemos ido cambiando la forma de trabajar. Ha sido positivo.»

El profesor y su equipo continúan trabajando para mejorar y poder seguir entregando más herramientas a sus estudiantes, así desarrollar más asignaturas con mayor profundidad vía online.

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